Restaurar los vitrales de la Santíssima Trinitat de la Seu costaría 360.000 euros

La historia de las vidrieras del templo ha sufrido varias modificaciones en el siglo antes y después de Gaudí

MARIANA DÍAZ Ultima Hora digital

Domingo 1 de febrero de 2009

Edición Nº 3686

Restaurar los actuales vitrales de la Capella de la Santíssima Trinitat de la Seu, muy deteriorados, costaría, según los presupuestos encargados por el Cabildo, 360.000 euros. Este dato renueva la controversia sobre que las vidrieras neogóticas de 1889, -manufacturadas artesanalmente por el taller Amigó de Catalunya, pero siguiendo modelos industriales-, presidan el lugar más importante del templo. El 26 mayo de 2008, la Ponencia Técnica de Patrimoni del Consell negó al Cabildo el permiso para sustituirlos por un diseño del arquitecto y artista italiano Constantino Ruggeri, alegando que este último proporcionaría mucha luz «afectando a la reforma de Gaudí».

Esta afirmación se contradice con la propia historia de los ventanales de la Seu; una historia que en el siglo XX sufrió cambios anteriores y posteriores a Gaudí, el más cercano el de Barceló, que abrió los cinco de la Capella del Santíssim en 2004 con un proyecto que no fue el que le había aprobado el Cabildo y que sí autorizó entonces el Consell. Todos estos movimientos, que se documentan en las alegaciones presentadas en junio de 2008 por el Cabildo al Consell, o en el libro Vitrales de la Catedral de Mallorca, de Llorenç Tous y Pedro Coll (Palma, 1993), han implicado continuos cambios en la percepción de la luz natural en el interior del templo.

En 1904, Gaudí crea el rosetón ubicado encima de la Capella de la Trinitat y dos vitrales para la Capella Reial; en 1926 se inicia un plan de apertura de ventanales en el templo en distintas capillas, hasta entonces un recinto cerrado y bastante oscuro; en 1981, un colectivo denominado Catedral Art impulsa nuevas vidrieras; en 1989, los dos vitrales de Gaudí se sacan de su lugar original y se colocan a ambos lados de la Capella de la Trinitat, donde había cristales Amigó, y el hueco dejado por los de Gaudí lo ocupan los del catalán Pere Canaves.

Las vidrieras de Gaudí, con superposición de tres piezas de vidrio soplado partiendo de un color base, ofrecen una luz densa; las de Amigó, -que no fueron un diseño exclusivo para la Seu y se hicieron con planos de recortes coloreados-, a determinadas horas del día, especialmente por la mañana, trasparentan una luz cegadora que anula el conjunto de la capilla. Sólo hay que darse una vuelta por la Seu para verlo.

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Es evidente que la reforma que Gaudí realizo en La Seu de Mallorca aun hoy lleva de cabeza a todos, normal en Gaudí.

Todo el mundo quiere entender su pensamiento, sus conceptos artisticos no son muy complicados, pero si se pretende entender su obra desde otras perspectivas allí si se complica todo, creo que la luz de sus vidrieras solo se puede comparar con las suyas propias.

Todas las reformas que se realicen en otras vidrieras es muy difícil que consigan obtener su luz, Antoni Gaudí nació en el Camp de Tarragona , según el mismo decía el lugar que mejor luz tiene en el mundo, y yo lo he comprobado, no hay mejor luminosidad que la de un día claro en los campos de esa zona mediterranea, por lo que he entendido y me he rendido a su conocimiento acerca de la "Luz".

Ese don obtenido de su tierra es el que ha utilizado para colorear todos y cada uno de sus edificios incluida la Catedral de Mallorca, es así que intentar cambiar la luz que el proyecto es una misión yo diría casi imposible sin cometer irreparables errores.

A mi parecer habría que mantener la mayor cantidad de vidrios gaudinianos posibles y el resto de las vidrieras intentar que se acerquen a su visión estética sin que ello signifique tener que copiar a Gaudí creo que la elección de artistas como Barcelo permitirá hacer un trabajo digno de este espacio artístico único en España.

Luis Gueilburt


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