Los turistas visitarán la Masia




Josep
Pernau, OPUS MEI, El periodico, 25/5/2009

No alcanzará la grandeza de la Sagrada Família de Gaudí, pero hay un edificio en Barcelona al que los viajeros le reservarán en el futuro el segundo lugar en número de visitantes. Tiene varios siglos y se desconoce el nombre de su constructor. Ha prestado grandes servicios y este es el motivo de que se le haya construido una ampliación en Sant Joan Despí, que no gozará de la curiosidad de los forasteros, pues las fachadas de cristal no disfrutan de la nobleza de la piedra.
El lugar histórico siempre ha sido muy visitado. Ahora serán multitudes. Incluso las dos visitas pueden incluirse en una misma ruta. Cada una con sus funciones: la obra de Gaudí, como lugar de tributo a Dios, y la del constructor desconocido, dedicada a la formación de futbolistas. Es la Masia, la histórica, vecina del Camp Nou, un edificio que puede ser tan antiguo como la catedral.
Las aficiones futbolísticas pueden estar divididas, pero la escuela de Les Corts está ofreciendo resultados espectaculares y se la considera una cuna inacabable de ases. Allí se formó Guardiola y de su saber con el balón salen ahora los campeones. La cantera se ha convertido en una mina de oro, situada bajo el césped del terreno de juego. Se ha rascado la hierba y han aparecido lingotes con los nombres de Valdés, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi, Puyol, Bojan, Busquets, Pedro... Se les admira en Europa y hasta sus adversarios les consideran una excepción. Si lo habitual es el fútbol de la fuerza, los de la facultad de la Masia practican el de la habilidad. Conocer el lugar en el que se formaron aumenta los motivos de interés de la ciudad. Las colas estarán aseguradas, pero esto no será un problema, porque el Barça puede ofrecer un amplia gama de recuerdos y regalos en los chiringuitos al aire libre.

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Las comparaciones siempre son odiosas Sr. Josep Pernau y los lugares comunes también , aunque tengo que reconocer que el turismo es una lacra que lo mezcla todo, todo entra en el mismo saco y en la misma cola en fin ya el tiempo colocara las cosa en su lugar.

Luis Gueilburt

Comentarios

  1. En este caso, haciendo una comparación futbolística, el otro día leía que el mérito de Laporta (del Barça, o de Guardiola más bien) ha sido el de asociar catalanidad a éxito mundial y a negocio en los cinco continentes, y que lo había hecho exhibiendo los símbolos sin complejos, demostrando que no es verdad que un producto no se vende si es demasiado catalán. Esto sería la síntesis de los que nos ha pasado la mayor parte de la historia de la arquitectura: siempre hemos comprado las ideas de cómo hacer de afuera, y cuando hemos tenido nuestra propia manera de hacer de aquí no le hemos dado las dimensiones que se merecían. Siempre hemos defendido la identidad catalana enfrente de España, pero nunca lo hemos hecho con la misma fuerza enfrente del mundo. Hubiese tenido el mismo éxito Rafael Gustavino si se hubiese quedado haciendo las vueltas de pla de ladrillo en Barcelona? Seguramente si no se hubiese ido a Estados Unidos solo aparecería en los libros de Historia de la arquitectura de Cataluña, pero al ser asociado al producto americano ha llegado más lejos de lo que hubiese conseguido nunca llegar desde casa.
    Esto mismo lo podríamos ejemplificar en Gaudí: un personaje de unas dimensiones gigantes en el extranjero, pero infravalorado en su país. Ya lo dicen que nadie es profeta en su tierra. El problema no es entonces de no haber tenido personajes suficientemente importantes ni de no haber tenido una forma de construir única y revolucionaria, el problema es que nunca le hemos dado la dimensión que se merecen a las cosas de casa, y en parte ha sido siempre un mal endémico de Cataluña, no nos hemos sabido vender como hacen otros países.

    Xavier Checa (EPSEB-UPC)

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