La grúa gigante de la Sagrada Familia se pondrá en marcha en febrero

El mecanismo comenzará a trabajar a 141 metros, pero alcanzará los 180 | Con el nuevo artilugio se construirán las seis grandes torres del templo de Gaudí


Óscar Muñoz

Óscar Muñoz

Las torres de la Sagrada Família tienen por compañeras otras esbeltas estructuras que les disputan el privilegio de ser los puntos más altos de la basílica. Son las grúas –cinco en total– que se emplean en la construcción del monumento y que, hasta ahora, no alcanzaban a los pináculos de las fachadas del Nacimiento y de la Pasión, hoy por hoy las cumbres del edificio.

Desde hace unas semanas, al templo que ideó Antoni Gaudí se le ha colocado una estructura metálica sobre el crucero –en la cota 67– que eleva el techo de la obra a 141 metros sobre el nivel de la calle. Y cuando el artilugio esté en pleno funcionamiento y a máxima altura, de aquí a tres años según las actuales previsiones, trabajará nada más y nada menos que a 180 metros. Este espectacular brazo mecánico se usará en la construcción del cimborrio y las torres centrales, la de Jesús, rodeada de las cuatro de los Evangelistas, y la de la Virgen. Este mecanismo gigante, fabricado en Francia, se ha adaptado para la Sagrada Família, un edificio de lo más singular que precisa de sistemas constructivos originales. Muchos son como los que se usan en los rascacielos high tech. Y otros son más propios de viejas catedrales. Al mismo tiempo que hay grúas que se mueven al centímetro con la ayuda de cámaras, los andamios se pintan a mano para evitar que, al oxidarse, dañen la piedra.

"No hay ninguna grúa como esta en Barcelona, y en todo el mundo sólo 14, aunque a la nuestra se le han hecho cambios, se ha variado la curva de cargas para que dure el máximo de años posible y le se le pueda sacar cuanto más rendimiento, mejor", explica Ramon Espel, jefe de obra de la Sagrada Família. Porque deberá trabajar unos cuantos años. Ya se sabe que no hay un calendario oficial de finalización de las obras, aunque ya hace tiempo que se especula con el 2026, coincidiendo con el centenario de la muerte de Gaudí.

Entre las labores más complejas que acometerá este ingenio mecánico estará el traslado de otra grúa de menores dimensiones que ahora está en la zona trasera del templo, anclada a nivel de calle, junto al ábside, y que se desplazará sobre la nave, en la parte delantera, para desde allí asistir en la construcción de la fachada principal de la basílica, la de la Gloria.

Las cifras de la grúa principal son espectaculares. Sólo las que se emplean para desmontar las tuneladoras de la L9 del metro y del AVE pueden competir con ella en potencia, pero no en tamaño. Para su instalación se ha usado otro de tipo telescópico, pero a partir de los cien metros de altura se ha montado a sí misma. Y así hasta los 141 metros, cota en la que trabajará durante la primera fase. Después dará un nuevo estirón hasta alcanzar los 180 metros, a muy poca distancia por encima del que será el punto más alto de la basílica, la cruz que coronará la torre de Jesús, en la que habrá un mirador público.

Cada sección de esta grúa tiene dos metros y medio de ancho. La pluma se extiende a lo largo de 70 metros, llegando hasta la calle Marina y abrazando todo el templo ya que, por el otro lado, alcanza Sardenya. Su radio de acción supera Provença y, por la parte frontal de la basílica, toca la vertical de la futura fachada de la Gloria, la que dará a Mallorca. Podrá mover piezas de hasta 20 toneladas de peso. Trabajará con uno o dos carros. En este segundo caso, la longitud de su cable, en el momento máximo, será de un kilómetro. "Son magnitudes enormes –reitera Espel–, pensadas todas ellas para poder acabar la Sagrada Família".

Gracias a la incorporación de esta nueva grúa, la construcción del templo confirma el modelo de trabajo iniciado hace unos años. "Podríamos haber apurado un poco más con las que teníamos –explica el jefe de obra–, pero cada vez trabajamos más con premontajes, construyendo las piezas en talleres de fuera de Barcelona, que luego traemos y colocamos". Y, al tener que mover bloques ya preparados, de enorme peso, hace falta una grúa de máxima potencia para ponerlos en su sitio definitivo con todas las garantías. "Ha sido un cambio de chip, la Sagrada Família la hacemos a trozos –continúa Espel– y poder mover cada uno con esta grúa nos da más seguridad y precisión". Además, prosigue, "nos permite trabajar más rápido, aunque –aclara– sin prisas". La torre del ábside se hizo de este modo y, gracias a ello, pudo estar lista a tiempo para la visita del Papa de noviembre del 2010. En aquella ocasión, se movieron bloques de 15 toneladas.

Pero para construir un edificio de las características de la Sagrada Família, con una grúa no basta. En estos momentos hay otras cuatro en funcionamiento. Su reorganización ha obligado, desde finales de diciembre, a hacer cortes y desvíos de tráfico en las calles adyacentes. Antes de la operación había seis grúas. Dos se han retirado y se instalado otra nueva, la principal. Cada una tiene su función, que se desarrolla a distintas alturas y con radios de acción diferentes en una suerte de baile en el que la coordinación es clave. Además de la mayor y la del ábside, que irá a la construcción de la fachada de la Gloria alcanzando una altura sobre la calle Mallorca de 128 metros, hay otra sobre la fachada del Nacimiento, que se alza 110 metros por encima de Marina (su base está en la cota 54) y que interviene en los trabajos de la cubierta, y otra, más pequeña (38 m), que se emplea en la construcción de los cimientos de una de las dos grandes sacristías que irán a los lados del ábside. Asimismo, hay otra grúa (34 m), que estaba en Provença/Marina y que se desmontó para dejar espacio a la telescópica que se emplea para montar la principal. Esta grúa volverá a su sitio. Su función es descargar las piezas que llegan en camión a la zona de acopio, que en el futuro ocupará una segunda sacristía.

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