La Iglesia impide la subasta de Gaudí El cura de la Colonia Güell dice que los dibujos del arquitecto son de la parroquia

Dibujo con la perspectiva exterior de la iglesia de la Colonia Güell, de Antoni Gaudí.

El genial Antoni Gaudí no tiene suerte con las subastas. Tras impedir el Ministerio de Cultura la salida de España de la tapadera del pozo que había creado para la Sagrada Familia, esta pieza única se quedó sin vender en la subasta de marzo de la sala barcelonesa Balclis. A los dos meses, la subasta que comienza este miércoles en la misma sala se ha quedado sin sus dos estrellas: los dibujos del proyecto que el arquitecto realizó para la iglesia inconclusa de la Colonia Güell de Santa Coloma de Cervelló, que partían con un precio de salida de 275.000 euros.
El motivo: el párroco de la Colonia Güell asegura que los dibujos pertenecen a la Iglesia. Por eso han presentado una denuncia que ha llevado a los Mossos d'Esquadra a requisar las piezas y llevárselas de Balclis.
La Iglesia se acoge a una ley del año 1933 para asegurar que las obras le pertenecen; algo que el dueño actual de las obras, sobrino de quien las compró en el año 1975 a la persona que las localizó en 1967 en su casa, niega rotundamente.
En la misma denuncia se recoge una consulta realizada al Ministerio de Cultura por la Policía Judicial que concluye que la ley de patrimonio de 1933 solo es aplicable a los objetos de procedencia arqueológica y a obras realizadas por pintores muy destacados. Según el ministerio, la venta del año 1975 sería absolutamente lícita, porque no eran bienes protegidos y no había obligación de informar de su transmisión.
Los Mossos retiran las obras de Balclis antes de la subasta de mañana
El propietario también se pregunta por qué la Iglesia ha decidido actuar ahora, ya que los dibujos “son muy conocidos porque que han sido reproducidos en gran cantidad de libros y han participado en numerosas exposiciones, tanto en Barcelona como en museos de Madrid, como el Reina Sofía, e incluso se han expuesto en Estados Unidos (Nueva York), Argentina, Alemania y Japón, entre otros países. No entiendo cómo asegura la Iglesia que no habían actuado hasta ahora porque no conocían su existencia”, explica. La extensa bibliografía aparece en el enorme dossier que Balclis proporcionó cuando anunció que se vendían los dibujos, y además sorprende comprobar que en las publicaciones y en los folletos explicativos relativos a la famosa cripta de la Colonia Güell (Patrimonio de la Humanidad desde el año 2005) aparecen estos dibujos reproducidos.
En 1908, tras 10 años elaborando el proyecto, Gaudí comenzó las obras de este edificio, que había de estar formado por unas cinco torres redondeadas que recuerdan a la famosa torre que el francés Jean Nouvel creó en Barcelona un siglo después. Pero los trabajos no pudieron terminarse por el fallecimiento del mecenas del arquitecto, el industrial textil Eusebi Güell, cuando solo se había construido la cripta, que recibe miles de visitantes anuales.
Del proyecto apenas han quedado los dos dibujos objeto de litigio, que eran conocidos y publicados desde el año 1928. Las imágenes, una de la perspectiva exterior (reproducida aquí) y otra del interior de la iglesia, de 59 por 46 y 61 por 47 centímetros, respectivamente, están realizadas con una técnica mixta: carboncillo, aguada y acuarela.
Los dibujos nunca han tenido una vida tranquila. Y parece que tampoco la van a tener ahora: se creían destruidos desde el año 1936, en los incidentes que vivió la colonia en la Guerra Civil, y fueron recuperados, de forma casual, en una carbonera en el año 1967, en la masía Can Sol, propiedad de Maria Teresa Farré, en bastante mal estado, afectados por la humedad y el humo del lugar.
Si se pudieran exportar, los 275.000 euros de salida se triplicarían
Pese a los años que llevaban desaparecidos, no hubo duda en ningún momento de que los dibujos eran los originales, y el mismo Joan Bassegoda, especialista en la obra de Gaudí, certificó que eran auténticos en el año 1987.
Las pinturas estuvieron en manos de la familia Farré hasta que, en 1975, se vendieron y fueron adquiridas por sus actuales propietarios, de los que fuentes de Balclis aseguran que son “una familia de anticuarios barceloneses que eran muy conscientes de la importancia de las obras que tenían".
La sala de subastas sostuvo que el precio de salida que se pactó era muy ajustado. “Son piezas que han pasado por solo tres propietarios: Gaudí, la familia Farré y los actuales”, explicó en su momento Enric Carranco, experto en pintura de la sala barcelonesa. “Son obras que no se pueden exportar. En caso contrario, su precio sería el triple. Son los dibujos más importantes de Gaudí”, argumentó Carranco.
Gaudí elaboró el proyecto de la iglesia entre 1898 y 1908. Durante esos años creó una original maqueta realizada con cordeles, que representaban las columnas y los arcos, y saquitos de perdigones que permitían ver cómo quedaría la estructura invertida. El ayudante de Gaudí, Vicente Villarrubias, fotografiaba la forma de la maqueta y luego, una vez invertida, el arquitecto la dibujaba para ver el efecto resultante y así rectificar el modelo. Tras 10 años, el mecenas Eusebi Güell encargó el proyecto a Gaudí —-que por entonces había terminado Bellesguard y la Casa Batlló, y construía la Casa Milà y el parque Güell— y comenzaron las obras, hasta que en 1915 Gaudí abandonó la dirección y los trabajos se interrumpieron en 1916, cuando solo se había construido la cripta que hoy se puede visitar.

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