Del joven Gaudí a la Sagrada Família del 2013


Agàpit Borras , Arquitecto

 El nombramiento el año pasado del arquitecto Jordi Faulí como nuevo director de las obras de la Sagrada Família, permite hacer algunas observaciones sobre la continuación de la basílica. Gaudí, hijo de caldereros, estaba bien preparado para transformar una superficie plana en volumen y decía que habría que tener "mucha calderería" para continuar las obras de la Sagrada Familia.
zoomAndamio instalado sobre la nave principal de la Sagrada Familia para construir las seis torres centrales.
Andamio instalado sobre la nave principal de la Sagrada Familia para construir las seis torres centrales. DANNY CAMINAL
Ni mucho menos es la obra más interesante del maestro pero, por la fuerza mediática que ha generado en todo el mundo su construcción, se convierte en una visita obligada para la mayoría de turistas que visitan Barcelona. La visita deBenedicto XVI en el 2010 amplió su difusión y la subida a los altares de Gaudí, la podría ampliar más aún.

El joven Gaudí, que siempre había sido crítico con la arquitectura gótica, la llamaba "una arquitectura con muletas", se inició en Mataró trabajando por la Obrera Mataronense, una cooperativa dirigida por su amigo de ReusSalvador Pagès. Gaudí decía: "Si le quitamos las muletas en la arquitectura gótica y usamos los arcos catenarios (parabólicos), ya no necesitamos los contrafuertes que aguantan las catedrales góticas". Así lo hizo con los arcos de madera de la nave de blanqueo de la "Obrera Mataronense".
Manuel Ribas Piera, catedrático de urbanismo en la ETSAB, nos recordaba como el profesor George R. Collins, estudioso de Gaudí, al visitar estos arcos en 1958, quedó maravillado: "As old as new". En la Obrera Mataronense Gaudí construyó los primeros arcos catenarios que luego utilizaría en muchas de sus obras. En la Sagrada Familia no pudo hacerlo, ya que siguió los pilares verticales iniciados por Francisco del Villar Lozano.Me gusta el joven Gaudí de la Cooperativa, hoy sede del Museo de Arte Contemporáneo de Mataró, Colección Bassat. Los arcos de la Nave Gaudí me recuerdan las columnas de Santa María del Mar y la claridad del pabellón alemán de Mies van der Rohe, de la Expo de Barcelona de 1929 por su simplicidad. Una vez más tiene razón Mies: "Less is more".

TRAS LA MUERTE DEL MAESTRO

A pesar de la profesionalidad de los arquitectos que han continuado la Sagrada Familia después de la muerte del maestro en 1926, Domingo Sugranyes, Isidre Puig Boada, Francisco Quintana, César Martinell, Joan Bergós, José Francisco Ràfols yBonet Garí y Jordi Bonet Armengol (1987-2012), me preocupa el camino que se ha seguido en la continuación de las obras.
Los arquitectos conocemos bien lo que es un proyecto ejecutivo y la utilizamos a pie de obra. La arquitectura de la Sagrada Familia, llena de detalles y manualidades artesanales, obliga más aún a estar a pie de obra. Así lo hacía Gaudí con planos, maquetas y acompañado por sus colaboradores.

Pero no se puede hacer modernismo a golpe de ordenador y la precisión de los paraboloides hiperbólicos no puede sustituir la sensibilidad del maestro: y eso ya hace tiempo que se nota en la Sagrada Familia. Querer extrapolar además, la fachada del Nacimiento, la única que hizo Gaudí, pone en evidencia la precariedad del invento. Se ha seguido por error el camino del mimetismo, aprovechando maquetas y dibujos, pero este es un camino equivocado: genera la ceremonia de la confusión y no aclara dónde termina Gaudí y dónde empiezan los actuales directores de la obra. Confusión que llega al climax dentro del museo situado en el sótano de la basílica.

LA BUENA ARQUITECTURA

Me gusta la cúpula de Norman Foster sobre el edificio neoclásico del Reichstag enBerlín y su esbelta torre de Collserola y me gusta también la continuación del Palau de la Música, donde se adivina claramente el trabajo de Lluís Domènech i Montaner y el de los arquitectos Carlos Díaz y Oscar Tusquets. Me gusta el volumen de vidrio adosado a la Farinera del Clot, los arquitectos Carlos Sanfeliu y José Abascal, junto a la plaza de las Glòries, así como las fachadas barrocas añadidas al lado de un campanario románico o los ventanales góticos de casas de campo o las fachadas neoclásicas revistiendo una estructura gótica. Así ha avanzado siempre la buena arquitectura.

Probablemente sin la marca Gaudí la financiación de las obras caería en picado y parece sin embargo como si el maestro esté secuestrado y utilice Gaudí como cebo y reclamo turístico y económico para continuar las obras. Hoy por hoy la rentabilidad económica es extraordinaria y puede durar muchos años y más aún si Gaudí llega a la santidad. Pero este es un camino equivocado, una oportunidad perdida, --claramente un retroceso--, que no beneficia ni a la arquitectura ni a Catalunya ni a la imagen de la ciudad de Barcelona.

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Una nota comprometida y muy interesante que seguro dará que hablar  solo añadiría algún detalle histórico al articulo del Sr. Borras que creo que pondrá mas claridad en el tema, ni Cesar Martinell ni Rafols ni Joan Bergos fueron  arquitectos directores de la Sagrada Familia ya que a la muerte de Gaudí los directores de la obra fueron Quintana y Sugrañes. 

A pesar de que fueron auténticos Gaudinistas que colaboraron con Gaudí en su construcción y estudiaron a fondo su obra en cambio el arquitecto Francesc de Paula Cardoner i Blanch (Barcelona, 1929 - ídem, 1997) que no se menciona si lo fue junto a Isidre Puig Boada y a Bonet Garí que se dedicaron basicamente a la construccion de la fachada de la Pasión.

Creo que valdría la pena profundizar en el estudio histórico de la obra pero lamentablemente ni  las universidades ni las  instituciones  están por la labor. 

Luis Gueilburt

Comentarios


  1. Creo que la crítica a Faulí es prematura, dado el poco tiempo que lleva como director de las obras. Aun así, el tiempo que lleva dedicado a la basílica, de forma casi exclusiva —en su carrera como arquitecto solo ha hecho además un chalet y la reforma de una iglesia—, creo que debería bastar para darle un voto de confianza.

    Aun así, la crítica parece más a la continuación de las obras que no al nuevo director. Quizá el Sr. Borràs sea de los partidarios de haber dejado la Sagrada Familia en un esqueleto, respetando el purismo de la intervención gaudiniana, pese el expreso deseo del genio modernista de su continuación tras su muerte, ya que era consciente de que este tipo de obras era de varias generaciones, y sabía incluso que cambiaría el estilo de la obra.

    Me parece exagerado hablar de «secuestro». ¿Debería silenciarse o minusvalorarse la autoría de Gaudí? ¿No es motivo de orgullo para Barcelona? Yo no veo ningún secuestro de Gaudí en la Sagrada Familia; quizá sí en la Casa-Museo Gaudí del Parque Güell, que tras su remodelación la han dejado prácticamente vacía. Una vergüenza. Pero esa es otra historia.

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